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My love is of a birth as rare
As 'tis, for object, strange and high ;
It was begotten by Despair,
Upon Impossibility.
Magnanimous Despair alone
Could show me so divine a thing,
Where feeble hope could ne'er have flown,
But vainly flapped its tinsel wing.
And yet I quickly might arrive
Where my extended soul is fixed ;
But Fate does iron wedges drive,
And always crowds itself betwixt.
For Fate with jealous eye does see
Two perfect loves, nor lets them close ;
Their union would her ruin be,
And her tyrannic power depose.
And therefore her decrees of steel
Us as the distant poles have placed,
(Though Love's whole world on us doth wheel),
Not by themselves to be embraced,
Unless the giddy heaven fall,
And earth some new convulsion tear.
And, us to join, the world should all
Be cramp'd into a planisphere.
As lines, so love's oblique, may well
Themselves in every angle greet :
But ours, so truly parallel,
Though infinite, can never meet.
Therefore the love which us doth bind,
But Fate so enviously debars,
Is the conjunction of the mind,
And opposition of the stars.
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Mi amor es de tan raro nacimiento
como de objeto extraño y elevado:
lo engendró la desesperación
en la imposibilidad.
Sólo la desesperación, magnánima,
podía mostrarme tan divino asunto:
allí volar no puede la débil esperanza
sino batir en vano sus alas de oropel.
Pero yo podría llegar como el rayo
allí donde mi alma extendida se fijó,
mas clava la Parca sus cuñas de hierro
y siempre se interpone entre los dos.
Pues sólo con ojos celosos mira ella
dos amores perfectos, o los cierra:
su unión, de hacerse, sería su ruina
y depondría su poder tiránico.
Por lo tanto, sus decretos de acero
nos colocaron cual dos distantes polos,
(aunque girando el mundo del amor
en torno nuestro) sin poder abrazarnos.
Aunque se desplomara el mareado cielo
o quebrara la tierra nueva convulsión
y, para unirnos, tuviera el mundo
que ceñirse a un solo planisferio.
Cual líneas oblicuas, pueden los amores
saludarse muy bien en cada ángulo:
mas las nuestras, que son tan paralelas
e infinitas, no pueden encontrarse nunca.
El amor, entonces, que nos une
y que la Parca prohíbe con envidia,
es la conjunción de la mente
y la oposición de las estrellas.
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