Se ha convertido en un tópico afirmar que Apollinaire reinventó a principios del siglo XX el poema figurativo, un subgénero de la poesía visual que reproduce la forma de los objetos mediante la grafía y la disposición del texto, al que bautizó como «caligrama». El lector puede encontrar ejemplos paradigmáticos de caligramas en el volumen anterior de
Saltana, como «Corazón, corona, espejo»
y «La paloma apuñalada y el surtidor».
Sin embargo, las exploraciones vanguardistas de Apollinaire sobre la relación entre palabra e imagen no se limitaron al poema figurativo e incluyeron otras estrategias que trasponían las nuevas tendencias pictóricas. Influido por su estrecha relación con Robert Delaunay, que se adentraba desde 1911 por la senda de la abstracción a través de su teoría del contraste simultáneo de colores, Apollinaire escribió a fines de 1912 el poema «Las ventanas», donde quiso plasmar ideas parecidas en el plano verbal mediante el empleo de la libre asociación y la desmembración del discurso. Su redacción fue inspirada por las frecuentes visitas de Apollinaire al taller de Delaunay, quien trabajaba intensamente por aquel entonces en la serie del mismo nombre, y el poema se compone de elementos que evocan el mundo del pintor (los colores y los objetos de sus pinturas o que se encontraban en el taller), así como fragmentos de conversación, imágenes familiares o inventadas del poeta, y juegos verbales que buscan la sorpresa. A diferencia de la espacialización del texto de sus caligramas posteriores (el primero, «Carta-océano», apareció en 1914), el efecto de simultaneidad pretendido por Apollinaire en «Las ventanas» se basa sólo en el
collage verbal: el poema sigue siendo formalmente lineal, pero se articula mediante superposiciones que rompen tanto las convenciones sintácticas como el sentido temporal y espacial del discurso. El poema sirvió de prefacio al álbum-catálogo preparado para la exposicion de Robert Delaunay en el Salón de los Independientes de 1912 y la organizada por
Der Sturm en Berlín en enero y febrero de 1913. Se publicó asimismo en enero de 1913 en la revista
Poème et Drame, y fue incorporado finalmente a la primera sección de
Caligramas, «Ondas», en la que figuran éste y otros «poemas-conversación», una expresión acuñada por el mismo Apollinaire para distinguirlos de los «caligramas».
(T)